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sábado, 28 de enero de 2017

SÍNDROME PIE-MANO-BOCA

Se denomina así a una infección ocasionada por varios virus que afecta usualmente a niñ@s menores de 5 años, aunque en alguna situación se puede ver en niños mayores y adultos. Es una enfermedad contagiosa, que dura entorno a 7-10 días y muy rara vez tiene complicaciones.

Los síntomas con los que cursa son:
- fiebre,
- llagas dolorosas alrededor de la boca,
- sarpullido peribucal, en los dedos de la mano y en los pies aunque no es extraño que afecte a la zona perineal,
- pérdida del apetito,
- dolor de garganta y
- malestar general con irritibalidad y llanto en l@s pequeñ@s.




Como enfermedad vírica se contagia fácilmente entre los niñ@s a través de las heces, el líquido o supuración de las llagas, las secreciones nasales u de la garganta, las mucosidades, la tos y estornudo, contacto con las heridas y contacto con objetos infectados.

Este contagio suele ocurrir la primera semana de la infección y una vez que las heridas se han secado no hay riesgo de trasmisión entre personas.

Las complicaciones son muy inusuales y dependen del estado de la inmunidad de cada paciente. Raramente puede llegar a producir una meningitis viral o una encefalitis e incluso alguna parálisis tipo poliomiemitis. El mayor riesgo que puede tener una criatura con el síndrome pie-mano-boca es que al tener las defensas bajas en el proceso infeccioso, pueda sufrir una sobreinfección bacteriana de las heridas o de las mismas vías aéreas.

La prevención es difícil de hacer por los mecanismos de transmisión y al darse en locales cerrados como son las guarderías o las escuelas de primaria donde el contagio suele ser masivo entre los alumn@s, pero sí es conveniente seguir unas pautas una vez comenzado el brote infeccioso:
- lavarse las manos con agua y jabós frecuentemente o con los geles hidroalcohólicos,
- evitar el contacto cercano con una persona infectada,
- desinfectar los objetos, pomos de las puertas...,
- uso de ACEITES ESENCIALES en difusores como la revensara, el eucalipto globulus, el árbol del té o el naolí.





Muy importante tener en cuenta que la intensidad de la manifestación sintomática va a depender del estado del sistema inmunitario. Para evitar enfermar hay que tener en plena forma las defensas y eso se consigue con una buena y exquisita dieta mediterránea, variada y de viandas frescas. Se puede hacer un aporte a l@s niñ@s cuando comienzan los cambios de temperatura del Otoño y/o al entrar en el Invierno a base de PROPÓLEO y EQUINÁCEA, plantas que aumentan la proliferacion de las células de nuestro sistema inmunitario y su actividad defensiva y fagocitaria.

El tratamiento para esta afección vírica, como para todas las demás, es puramente paliativo y sintomático. No hay un tratamiento etiológico que erradique la infección vírica, así como para una infección bacteriana disponemos de los antibióticos. Hay que actuar sobre el malestar, el picor de las heridas, la fiebre... Lo que sí está confirmado es que el uso de fitoterapia como la equinácea o productos como el propóleo, acorta la convalecencia de los procesos víricos al estimular nuestra respuesta inmune frente a los virus atacantes.

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